viernes, 25 de septiembre de 2015

TRES DESAFÍOS PARA EL SANTA CRUZ DE MAÑANA

En el marco del aniversario del grito de Independencia en Santa Cruz, el diario Mayor "El Deber" publicó en su separata especial "Efeméride Departamental: Santa Cruz 205 Años" (pág. 70) mi siguiente artículo de opinión:

TRES DESAFÍOS PARA EL SANTA CRUZ DE MAÑANA
Victor Hugo Limpias Ortiz

El desarrollo cruceño presenta varias condiciones favorables: la posición geográfica, en el corazón sudamericano; su historia, marcada por un origen fronterizo que genera una vocación emprendedora; su sentido de convergencia, que atrae desde hace medio siglo a los compatriotas que buscan cumplir sus sueños; y un presente en el cual se reconoce  el impacto positivo de esas tres condiciones previamente mencionadas. Todo ello, a pesar de ser parte de un país que no logra superar tres de sus principales “tradiciones” bloqueadoras de una modernización efectiva: la extractiva, la sobre-terciarista y la sobre-mitificadora.
Siendo la región donde esas tres “tradiciones antimodernas” son sólo compartidas por minorías (curiosamente, en los dos extremos de la pirámide socioeconómica) debería esforzarse en transformar su vocación emprendedora en “innovadora”, trascendiendo su actual capacidad exportadora predominantemente extractiva, aprovechando los recursos humanos que alimentan esa condición de convergencia que abarca las regiones fronterizas, hacia el desarrollo del conocimiento y la innovación postindustrial. Las condiciones básicas institucionales, infraestructurales y de vinculación global están montadas para canalizar ese cambio, fundamental para no perder terreno en la década siguiente.
La segunda tradición se sostiene en discursos demagógicos de corte social, sindical o público institucional (estatal, departamental, municipal) que promueven esa sobre-terciarización improductiva que tiene en la extorsión tramitadora, el abuso del poder político y el chantaje disfrazado de demanda social, a sus frentes más activos. Ella debe ser identificada en todas sus facetas y procesos, para que puedan ser neutralizados o minimizados. Santa Cruz tiene las condiciones sociales (menor pobreza relativa), institucionales (articulación) e intelectuales (instrucción, alfabetismo y población estudiantil) para desincentivar el incremento irresponsable de instrumentos promotores de esa triste tradición, que no tiene nada que ver con la terciarización productiva.
La tradición sobre-mitificadora de la realidad, que ignora indicadores objetivos, que distorsiona la realidad en la perversión ideológica de “el fin justifica los medios”, y que enfrenta el pasado, el presente y el futuro a partir de medias-verdades (que son, lógicamente, falsedades) debe seguir siendo atacada por los sectores directamente involucrados en promover el desarrollo cruceño. La protección oficial y para-oficial de comprensiones sesgadas de la realidad, que en algunos casos, atacan directamente la racionalidad objetiva que ha marcado y orienta a los sectores productivos e intelectuales cruceños desde hace más de un siglo  (Memorándum de 1904, Plan Bohan, Comité de Obras Públicas, Expocruz, Autonomías, etc.), es frágil y neutralizable. Para ello, Santa Cruz debe fortalecer los mecanismos privados (redes y encuentros sociales e institucionales) de concienciación, mientras se continúa trabajando y actuando en base a esa racionalidad productiva y social, que define la visión y accionar cruceños en pro de un desarrollo integral de la sociedad.


Santa Cruz de la Sierra, Septiembre 24 de 2015




jueves, 10 de septiembre de 2015

LADRILLO GIGANTE CRUCEÑO (48x23x11 cm)

Recientemente, "gracias" a un accidente de tránsito ocurrido en una de las esquina de la ciudad, nos encontramos con un ladrillo de dimensiones absolutamente fuera de lo normal en el medio. Se trata de una pieza de 48 x 23 x 11 cm,, con una masa (volumen) de 12.144 cm3, el que que duplica a la de los ladrillos de la Catedral Metropolitana (6.660 cm3 y resulta ser doce veces superior a la masa de los ladrillos tipo "adobito" actuales, que es de alrededor de 1.000 cm3.
Aunque no se trata de un ladrillo de cocción de calidad, y lo reconocemos como un ladrillo "semi-cocido", intermedio entre el adobe y el ladrillo convencional, se constituye en un elemento arquitectónico que merecerá mayores investigaciones. Es incluso, mayor en masa y tamaño que varias de las piezas de adobe que hemos identificado en Santa Cruz. Debido a que estaba asentado con barro como argamasa, fue fácil recuperarlo, retirándole el barro cuidadosamente.
Todo indica que se trata de un ladrillo previo a las obras de la Catedral, que se inician en 1839. Ese año, el arquitecto francés Felipe Bertrés introdujo nuevas técnicas de cocción (en realidad, impuso un nuevo tipo de horno), pues hasta entonces, los ladrilleros cruceños se limitaban a cocer piezas pequeñas de ladrillo para las norias, solados (pisos) y tejas muslera, todas piezas de mucho menor tamaño y masa, que demandaban temperaturas mucho menores para cristalizarse adecuadamente.
A continuación algunas imágenes del mismo, con un escalímetro de 30 cm., como referencia de escala: